Lo que pasó el viernes en Yerba Buena es el corolario de lo que se viene gestando desde hace meses: la pelea entre radicales, azuzada -aseguran algunos- por un sector del peronismo, desde el oficialismo tucumano. El escándalo en la Municipalidad, por la mañana, y la sesión trunca del Concejo Deliberante, por la tarde, podrían titularse como “crónicas de lo anunciado”. Sin embargo, esta vez hubo algo diferente: la asistencia de vecinos.
Por primera vez desde que se cuece este conflicto, un grupo de vecinos -en respuesta a la publicación de un concejal en Facebook- decidió participar del cónclave. Y aunque fue su presencia la que contribuyó a desmadrar la reunión, les dejaron en claro a un sector de los concejales que no están de acuerdo con su proceder. En primer lugar, cuestionaron, a los gritos, que desde hace meses ese cuerpo funcione con una banca vacía, adrede. Luego -y sobre todo- se oyeron abucheos en contra del presidente del cuerpo, el radical Benjamín Zelaya. Y finalmente, le cantaron “dormilón” al edil que, en la reunión anterior, pareció haberse quedado amodorrado sobre su escritorio.
En rigor, esta última cuestión fue la que los convocó. Sucede que el concejal Javier Jantus (Cambiemos) había subido un posteo en sus perfiles en las redes sociales en el que hacía pública una presentación de su colega, el radical Lucas Cerúsico, quien pidió que se removiera a Jantus del Concejo por haber publicado, días atrás, una foto suya durmiendo -en apariencia- en una sesión. "A raíz de lo que él hizo, hubo acciones inapropiadas hacia mi familia. Mi hija, que es menor de edad, sufrió hostigamiento", consignó Cerúsico. Jantus respondió que, en realidad, ellos (en alusión a los concejales opositores al intendente Mariano Campero) pretendían "llevarse puesto" el cuerpo legislativo.
Actualmente, el Concejo se encuentra compuesto por dos facciones: los detractores y los partidarios de Campero. En el primer sector se ubican los radicales Maximiliano García, Zelaya y Cerúsico; los peronistas Walter “Kabuby” Araóz y Héctor “Pilón” Aguirre y el macrista Pedro Albornoz Piossek. En el otro bando se encolumnan los representantes de Cambiemos Marcelo Rojas, José Macome y Jantus. Desde fines del año pasado, el camperista Rodolfo Aranda le reclama a Zelaya que convoque en una sesión para que él asuma en la banca dejada por Lisandro Argiró, quien pidió licencia para hacerse cargo de la secretaría de Gobierno. Con ese escaño vacío, la oposición cuenta con los dos tercios de votos necesarios para una mayoría permanente (seis sobre nueve).
Empero, esta sesión alborotada no fue el único conflicto del día. La mañana ya se había desperezado con un hecho insólito: Zelaya, como intendente interino, se presentó en la Municipalidad con el presidente del sindicato municipal, Carlos “La Vieja” Reynoso, quien vestía un traje (poco habitual en él). Exigió la llave del despacho de Campero. El jefe de Gabinete, Manuel Courel, le respondió que no correspondía. Entonces -cuenta Courel-, le contestó: “en este momento te quedás sin trabajo”. Dicen que pidió que se hiciera un decreto despidiéndolo, y que pensaba hacer asumir, en ese puesto, a Reynoso. Zelaya negó la versión.
En ese momento Campero ingresó al edificio y les indicó que se retiraran. Pero más tarde, en la sesión, la trifulca con Courel se reavivó. Al punto que el funcionario acabó en una comisaría, dictando una denuncia luego de que le estamparan una trompada. El golpe se lo propinó -consta en ese documento- el padre del edil Aráoz y esposo de la secretaria del Concejo, Blanca Alvillos. También esta empleada denunció en la Policía que dos mujeres del público la tomaron del pelo y la zamarrearon.
Cuando se le pregunta al intendente qué va a pasar, contesta que de las cosas injustas uno debe aprender a salir fortalecido. Y que él lo ha aprendido. “Seguiremos trabajando. Las peleas políticas no nos van a detener. Lo sucedido es lamentable. Pero hay que tener en cuenta qué es lo que se oculta en el fondo de este conflicto. Es más importante de lo que parece”, añade.
- ¿A qué se refiere?
- Hay gente del poder, del Gobierno. Se imaginaron que iban a ser los dueños y señores de Tucumán para siempre. Pero perdieron la segunda ciudad en importancia. Ante eso, han intentado perjudicar la gobernabilidad.
- ¿Hará algo para que la décima banca se ocupe?
- Somos un gobierno honesto y respetuoso de las instituciones. No me compete entrometerme. Ellos deben resolverlo.
- ¿Qué opina del ingreso del edil Zelaya a su despacho?
- Él debía haber cumplido funciones protocolares, simplemente. Estuvo cinco minutos aquí y quiso correr a Courel y poner, en su lugar, a Reynoso. No han entendido que la gente no quiere esta política.
Cuando los interrogantes se le formulan a Jantus, dice que hay que recuperar el respeto por las instituciones. “Estoy tratando de que nos sentemos a conversar y de que completemos el Concejo para que asuma Aranda. Tuvimos que defendernos para que no nos sigan avasallando. Pero creo en el diálogo”, agrega ¿Hay diálogo con Zelaya? “No. Tiene una actitud de suficiencia y de soberbia. Se muestra intratable. El viernes, mientras él era el blanco de la indignación de los vecinos, me dijo por lo bajo: ‘a esta me la vas a pagar. Voy a ir por tu cabeza’”.
Así las cosas, las perspectivas parecen inciertas en Yerba Buena. Jantus dice que después de ese intento por destituirlo (según él) y de querer tomar la Municipalidad, cualquier cosa es de esperarse. Por esos dos hechos, justamente, Pablo Machiarola -funcionario de Campero y presidente de la UCR yerbabuenense- le solicitó el sábado a la Convención Provincial del partido que expulse a Zelaya. “Ha pisoteado las instituciones”, concluyó.
Piden sanción para los ediles radicales
“Lo que ocurrió en el Concejo de Yerba Buena es gravísimo”, calificó el subsecretario de Infraestructura del Plan Belgrano, José Ascárate.
Consideró que la UCR y el PRO deberían sancionar a los concejales Benjamín Zelaya, Lucas Cerúsico (ambos radicales) y Pedro Albornoz Piossek (del PRO). “Ya que quieren ser peronistas, que en las próximas elecciones sean candidatos del peronismo”, razonó el funcionario macrista. Desde su perspectiva, resulta imperioso que los partidos fijen una postura.
Según el ingeniero, los opositores vetarán de forma permanente las ordenanzas procedentes de la intendencia. “Dejará de gobernar el Ejecutivo”, lamentó.